Estrés, el enemigo de la salud
El estrés es causado por las presiones que sufrimos a lo largo del día, es la respuesta de nuestro organismo a todas las exigencias, tensiones y agresiones a las que nos veamos sometidos.
Sin embargo el estrés es un componente necesario para disfrutar la vida, pero existe un estrés bueno y uno malo. El bueno es aquel que nos mantiene alertas y en condiciones de enfrentar desafíos, su acción no genera trastornos en el organismo. El estrés malo o distrés es debido a la intensidad y perdurabilidad de su activación, es causante de numerosas enfermedades que en una etapa temprana puede disminuir la calidad de vida y a su vez es el peor enemigo de nuestro bienestar y salud.
La adopción de hábitos adecuados como el ejercicio, una dieta sana y la relajación son excelentes recursos para luchar contra este mal.Todo tratamiento anti estrés debe tener un programa de actividad física, ella funciona como una válvula de escape y es la respuesta biológica natural al estrés.
Alimentación Equilibrada:
La mejor forma de mantener el estrés a raya es seguir una alimentación rica en alimentos reguladores como frutas y verduras.
Se recomienda incluir al menos una ensalada y dos frutas al día.
Naranjas, pomelos, toronjas sus jugos, así como pimientos
rojos y verdes y kiwi, ricos en vitamina C.
Otras frutas y verduras, como brócoli, fresas, melón, papas horneadas y tomates, que también contienen vitamina C.
Las necesidades de esta vitamina aumentan en caso de estrés de cualquier tipo, y además, la vitamina C estimula las defensas muy convenientes para estos casos.
Los cereales integrales como los copos de avena los cuales están considerados como los cereales integrales estrellas, Germen de trigo, Copos de maíz, Centeno, Alforfón, Cebada, entre otros. Y las legumbres son especialmente ricos en vitaminas del Grupo B con efectos positivos en el sistema nervioso
Recomendaciones:
Reducir o eliminar sustancias excitantes que puedan contribuir a disminuir el estrés, tal como bebidas estimulantes, bebidas alcohólicas, cafeína…
Aunque puedan proporcionar alivio inmediato su uso acaba produciendo desgaste nervioso y falta de adaptación al estrés.
Evitar la alimentación abundante en grasas, genera una sensación de debilidad y perdida de energía. En ambas circunstancias, se dan condiciones para la aparición del estrés.
Evitar la ansiedad teniendo a disposición alimentos como barrita de cereales, yogures desnatados, concentrados de fruta y verdura, verduras frescas como cortadas como zanahoria, pimentón, celery o un puñado de frutos secos.
Distribuir las comidas en 5 o 6 diarias, ingestas de cada 3 o 4 horas.

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